El gas natural, como la mayoría de materias primas, se puede almacenar por un período indefinido de tiempo. La exploración, producción y transporte de gas natural requiere tiempo, y el gas natural que llega a su destino no siempre se necesita de inmediato.
El almacenamiento de gas natural juega un papel vital en el mantenimiento de la fiabilidad del suministro necesario para cumplir con las demandas de los consumidores debido a la tendencia reciente hacia el gas natural que se quema en la generación de electricidad, la cual ha aumentado actualmente debido a la demanda de electricidad creciente cada año.
Cuando se recibe GNL en la mayoría de los terminales, se transfiere a tanques de almacenamiento aislados que se construyen para sostener específicamente GNL. Estos tanques pueden encontrarse por encima o por debajo del suelo y mantener el líquido a una temperatura baja para minimizar la cantidad de evaporación. Si los vapores de GNL no se liberan, la presión y la temperatura dentro del tanque seguirán aumentando. El GNL se caracteriza como un criógeno, un gas licuado mantenido en su estado líquido a muy bajas temperaturas. La temperatura dentro del tanque permanecerá constante si la presión se mantiene constante por lo que permite la ebullición fuera de gas escape del tanque. Esto se conoce como auto-refrigeración. El gas de evaporación se recoge y se utiliza como fuente de energía en las instalaciones o en la cisterna de transporte de la misma. Cuando se necesita gas natural, el GNL se calienta hasta un punto donde se convierte de nuevo a su estado gaseoso. Esto se logra utilizando un proceso la regasificación que involucra intercambiadores de calor.
